Sirva esta entrada del blog (un espacio de reflexiones basadas en nuestra experiencia en el mundo empresarial) como carta de presentación. Porque nuestro entorno está sometido a continuos cambios y en ellos es aconsejable el crecimiento continuado, el aprendizaje colectivo y la ambición por mejorar. Es momento de hablar de inteligencia empresarial. Desde la crisis del 2008 el mundo empresarial está en continua adaptación y para ello requiere que las empresas desarrollen habilidades y conocimientos hasta ahora no generalizados. Se disponía de un mercado donde la demanda era mayor que la oferta y una vez elegido el servicio o producto que la empresa quería suministrar, su principal preocupación era desarrollar o producirlo.
Pero de repente todo cambió y por ello os ofrecemos siete consejos útiles a tener en cuenta:
- Clara propuesta de valor al cliente.
Al definir la propuesta de valor sabemos dónde tenemos que invertir y destinar esfuerzos para potenciar los tangibles e intangibles que percibe nuestro cliente. - Definir claramente el rumbo estratégico de la empresa.
La empresa debe determinar cuáles son sus objetivos, cómo los va a conseguir y qué recursos va a destinar. La coherencia es la gran olvidada de las empresas, porque el día a día nos sumerge en una vorágine que impide detenerse y analizar lo que está sucediendo y si esto contribuye a alcanzar nuestros objetivos estratégicos. - Conseguir un equipo humano implicado y motivado.
Es responsabilidad del CEO y de los directivos rodearse de un equipo de personas con las habilidades necesarias para que la empresa alcance sus objetivos estratégicos, que promuevan un ambiente de trabajo proactivo, resolutivo y creativo. Pensar fuera de la caja. - Explorar la rentabilidad financiera.
Conocer las áreas rentables y no rentables de la empresa nos ayuda a definir el rumbo de la organización y a replantear formas de trabajar establecidas que no funcionan. - Máxima atención a la tesorería.
“No money, no business” La tesorería es una prioridad en la empresa. En estos últimos años se han dado dos circunstancias: Reducido margen para poder reinvertir y exceso de financiación a corto plazo, lo que provoca que se dedique mucho tiempo a organizar la tesorería para atender los compromisos de pagos diarios. Con la tesorería en orden el departamento financiero se puede dedicar a funciones de controller que aportarán mayor valor a largo plazo. - Adaptación en un momento en transformación.
Ante un entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) solo nos queda adaptarnos. Digitalizar la empresa ya no es una opción, es una necesidad. Las tareas rudimentarias las debe hacer una máquina, que se equivocará menos. Además, al digitalizar la empresa tenemos información útil en tiempo real y podemos responder al mercado con mayor rapidez. - Mejora continua en busca de soluciones.
Requiere tener un equipo humano preparado y proactivo y un ambiente de trabajo donde haya lugar para dedicar tiempo a la mejora. Si solo hay tiempo para ejecutar, los errores se repiten y entraremos en una espiral de ineficiencia difícil de superar.